Cómo me puedo sentir en un día tan normal como el de hoy... el de ayer... el otro día.
Soy una mujer sencilla, según dicen, atractiva, cómo dijo aquél; “pues tienes unos años en mente metidos en un cuerpo de veinte”; unos de los mejores piropos que me han dicho, los cuáles, últimamente, me dicen y yo me sorprendo.
Como una mujer se mete en un mundo que siempre ha ignorado, difícil, los días me lo pone difícil y la vida me sorprende más... Sí, cada día más sorprendida ¿Por qué...? porque una mujer como yo, al levantarse día a día y salir a la calle, últimamente me pienso por dónde camino, y no ver más que lo que no quiero ver. Es sorprendente cómo ahora ves las cosa que antes, o ignoraba, o no veía; cómo la gente te mira y el por qué te mira.
Es difícil entender si es normal que te digan cosas que antes ni escuchabas, sí, me refiero a los hombres que pasan por mi lado, ya pensaba que no existían los piropos, que sólo soltaban idioteces, pero ésto no son idioteces, son palabras que a cualquier mujer le gusta escuchar... Un, “hola bonita, ¿un café? a éste invito yo, porque hoy llueve pero ha entrado el sol con esos ojos verdes...”
Y bajar por unas escaleras mecánicas y, desde lejos, observas como sube por el otro lado la gente, y te das cuenta que entre esa gente hay alguien que te llama la atención por su físico, y encima te mira fijamente... Bajo la mirada, y en el momento de cruzarse, miro, y con un guiño suyo te suelta un simple y dulce, “hola”... Y que un simple semáforo se llene de miradas al otro lado, y el más sutil, te marque una sonrisa y te mire con ironía... Y que te sientes en una cafetería y te pongan un jarroncito con flores y te digan, “¿te gustan las flores?”, si, ¡claro!, y te saque una del jarroncito, “pues ésta es para ti”, y no puedas decir nada porque no estás acostumbrada a eso... Bueno, al final, cuando salí le di las gracias por la flor...
Sorprendente, en un día, el mundo al que yo ignoraba y ahora he de vivir, me sorprende...
Soy una mujer sencilla, según dicen, atractiva, cómo dijo aquél; “pues tienes unos años en mente metidos en un cuerpo de veinte”; unos de los mejores piropos que me han dicho, los cuáles, últimamente, me dicen y yo me sorprendo.
Como una mujer se mete en un mundo que siempre ha ignorado, difícil, los días me lo pone difícil y la vida me sorprende más... Sí, cada día más sorprendida ¿Por qué...? porque una mujer como yo, al levantarse día a día y salir a la calle, últimamente me pienso por dónde camino, y no ver más que lo que no quiero ver. Es sorprendente cómo ahora ves las cosa que antes, o ignoraba, o no veía; cómo la gente te mira y el por qué te mira.
Es difícil entender si es normal que te digan cosas que antes ni escuchabas, sí, me refiero a los hombres que pasan por mi lado, ya pensaba que no existían los piropos, que sólo soltaban idioteces, pero ésto no son idioteces, son palabras que a cualquier mujer le gusta escuchar... Un, “hola bonita, ¿un café? a éste invito yo, porque hoy llueve pero ha entrado el sol con esos ojos verdes...”
Y bajar por unas escaleras mecánicas y, desde lejos, observas como sube por el otro lado la gente, y te das cuenta que entre esa gente hay alguien que te llama la atención por su físico, y encima te mira fijamente... Bajo la mirada, y en el momento de cruzarse, miro, y con un guiño suyo te suelta un simple y dulce, “hola”... Y que un simple semáforo se llene de miradas al otro lado, y el más sutil, te marque una sonrisa y te mire con ironía... Y que te sientes en una cafetería y te pongan un jarroncito con flores y te digan, “¿te gustan las flores?”, si, ¡claro!, y te saque una del jarroncito, “pues ésta es para ti”, y no puedas decir nada porque no estás acostumbrada a eso... Bueno, al final, cuando salí le di las gracias por la flor...
Sorprendente, en un día, el mundo al que yo ignoraba y ahora he de vivir, me sorprende...
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